GG Quintanilla (guitarra y voz), bilbaíno y excelente letrista capaz de plasmar el descontento de toda una generación desengañada por promesas incumplidas, y con un largo pasado musical en proyectos ultra subterráneos, se traslada a Madrid, donde comienza con otros dos emigrantes, Roberto Berlanga (guitarra) y David Talbaila (batería), también de la margen izquierda, el germen de Ornamento y Delito; bautizados así por el manifiesto del arquitecto alemán Adolf Loos, en el que encuentran analogías de lo que buscan como banda: deshacerse de lo superfluo y concentrarse en lo esencial. Con el tiempo reclutan al camionero de Mejorada Pepe Alhambra (bajo), recientemente sustituido por su bajista original Ricardo G. Paunero, con el que conforman su actual núcleo. Después de autoeditarse tres discos-maquetas contratan a Abel Hernández (El hijo) para hacerse cargo de la producción de Rompecabezas de moda y perfección moral, con el fin de llamar la atención de algún sello que los proyecte más allá. Ese sello fue Limbo Starr y con su disco, que ellos mismo definieron como una mezcla de Loveless de My Bloody Valentine y London Calling de The Clash, lograron hacerse un hueco entre la avanzadilla independiente más aguerrida, colarse entre los mejores del disco del año para la crítica -quienes los compararon entre otros con Joy Division, Surfin’ Bichos o Nacho Vegas- y tocar por toda la península en las salas del circuito e innumerables festivales, como Primavera Sound, South Pop, Let’s Festival, Emergència, Sintonizza, etc. Su siguiente y último disco, Adorno (Limbo Starr, 2011), grabado por Eduardo Baos y mezclado en Malibú por el ganador de dos Grammy Alfonso Ródenas, los devuelve más crudos y viscerales que nunca gracias a sus 16 canciones y 65 generosos minutos en los que recorren un universo propio donde referentes tan aparentemente alejados entre sí como la tradición “nueva olera” española de los 80, los ecos del indie noventero más noise o los referentes más clásicos del rock, el punk y el pop, se hacen uno. Ruido, guitarras abrasivas, ritmos marciales, punk de estrarradio, post-punk, rock radikal, post-movida, iconoclastia hispana; parole, parole… En mayo de 2014 editan El espíritu objetivo, donde las marcadas señas de identidad quedan claramente reflejadas, si bien la conexión Joy Division/New Order hacer que la electrónica y los sintetizadores cobren mayor protagonismo acercándolos a la pista de baile, eso sí, para hacerlo con los dientes apretados.