Son tiempos propicios para investigar cómo hollar una senda totalmente nueva:¿qué es lo que saca del atolladero a nuestra sincera aspiración?
¿De dónde puede partir un ser humano, cuando se pone en camino hacia un proceso de conciencia interior, si quiere sacar resultados?
¿En qué confiar cuando no hay nada sobre lo que estar seguro?
Cuando, en medio de los esfuerzos, nos encontramos indecisos entre la esperanza y el temor, entre una certeza y un indicio, la conciencia necesita adoptar un punto de partida, o si no lo halla entonces, un lugar donde llegar.
No obstante, ¿dependerá la salud del alma de que alguien le enseñe un proceso, o de alguna pauta que ofrezca orientación?
¿Acaso no será mejor que eso, que la propia capacidad de buscar ¡ya activa en su interior! le permita permanecer cerca del camino?
Existe una intuición pura e intemporal que conduce nuestra búsqueda con exactitud, y no ceja hasta hallar su manantial.